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sábado, julio 10, 2010

EN EL TÍBET

 

RIOTIBET

El pasado día 28, estaba yo sentado sobre una roca próxima a un pequeño riachuelo, uno que desciende de los montes Kunlun, en Tíbet.

En los labios una espiga verde; recordaba a otra; aquella pobre espiga, mojada de madrugada; la habíamos engañado con besos por cada extremo para luego destrozarla a mordiscos ávidos de un solo beso…

Un tipo, de esos de mueca resolutiva y sonriente impartida en máster, surge tras mi espalda y me dice…

-¿Sabía Vd. que Mastercard le puede financiar instantes para que pueda revivir gratis la nostalgia…? ¡ con kit cosmético, obsequio de suscripción!

Le hice con su propia Calvin Klein un nudo contundente en la garganta y lo tiré al río.

Aquel tipo debía ser indefinido; su cartera, antes de perderse en la cascada, lucía y lucía un estampado Luis Vuitton. Así me pareció, pues era como el del bolso de mi amiga, la que hacía la limpieza en el hotel desvencijado de Oshogbo ( Nigeria ) y prometí traerle de Paris…

Y, además, tuvo suerte; la cascada era de cañas y cañas rajadas; la primera se le clavó en el corazón y expiró sin agonía.