Benditos los perros que en enero logren el sol próximo a febrero; agazapados en las 4 horas de una tarde despoblada, a cobijo del viento.
Viento ido por esquinas solitarias o concurridas, con olor a madera mal quemada y trapos socarrados o napa verde y cafelitos en horario consabido y metros y fachadas, a gusto del consumidor.
Rastrearás, te levantarás, no caerás ni cesarás como la lluvia; no sabrás posarte para ascender como la niebla; moverás coladas tendidas en arrabales sabatinos, hipotecas y jornadas laborales y transeúntes de la vida...
Pero bendita ventolera helada que abatirás aquella lluvia navideña.
Perros y viento y sol de invierno; rumor frío de polvo y trozos de cotidiana existencia que envejeceréis con tibio mimo ancestros amarillentos... hasta la próxima...Navidad.
Pero PERROS DE GOYA, esos SEMIHUNDIDOS...¡¡¡NOOO!!!
¡¡¡ JDR, GOYA, pena tu ancestro ARAGONESÍ...””SEMIHUNDIDOS”””...!!!